lunes, 13 de marzo de 2017

Kafka y el cine

kafkiano, na. 
1. Perteneciente o relativo a Franz Kafka o a su obra. Las novelas kafkianas
2. Característico de este escritor checo o de su obra. Visión kafkiana del mundo
3. Dicho de una situación: Absurda, angustiosa. 
Diccionario de la Lengua Española- Real Academia Española
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Franz Kafka nació en Praga el 3 de julio de 1883, en una familia de clase media. Su padre, un comerciante, fue una figura dominante cuya influencia impregnó la obra de su hijo y (según Kafka) agobió su existencia. En Carta al padre, escrita en 1919, pero publicada, como casi toda su obra, póstumamente, Kafka expresa sus sentimientos de inferioridad y de rechazo paterno. 

Doctorado en derecho y tras fracasar en la abogacía, entró en el mundo de los seguros. Fue gerente de reclamaciones en le Instituto de Seguros de Accidentes Laborales de Bohemia, trabajando muchas horas y en condiciones deplorables, experiencias sobre las que escribió a su amigo y escritor Max Brod : 
No sabes lo ocupado que estoy (…) La gente se cae de los andamios como si estuviera borracha y acaba dentro de máquinas. Los tablones se vuelcan, las paredes se derrumban, los escalones resbalan (…) Lo que se coloca en las alturas acaba en el suelo y lo que se coloca en el suelo hace que alguien se tropiece. Y todas esas jóvenes de las fábricas de porcelana que se caen continuamente por las escaleras con montañas de loza me provocan mal de cabeza.. 
Según cuenta Peter Drucker, catedrático de Administración y Dirección de Empresas , en su libro “El management del siglo XXI” publicado en 2002, Kafka fue quien desarrolló el primer casco de protección para uso civil mientras trabajaba como gerente del citado Instituto de Seguros . No está claro si lo inventó o simplemente hizo que su uso fuera obligatorio , pero lo cierto es que le concedieron la medalla de oro de la American Safety Society por sus medidas de prevención, que ayudaron a reducir los accidentes laborales , y legó un protocolo de indumentaria para equipar a los obreros de la construcción.


Franz Kafka y Felice Bauer ( 1917)


Afortunadamente su vida privada daba alivio a esta pesadilla. Era cliente habitual de diversos burdeles de Praga y disfrutó de numerosas citas nocturnas con camareras, mesoneras y modistas. Le daba asco la sexualidad y sufría de un complejo agudo de virgen/puta. Para él, todas las mujeres con las que se acostaba eran o absolutamente puras o zorras redomadas, y no quería saber nada de ellas después de haber quedado físicamente satisfecho. La idea de llevar una vida común de hombre casado le daba escalofríos. “El coito es el castigo por querer ser felices juntos” escribió en su diario. A pesar de sus sentimientos de inferioridad y de rechazo paterno, Kafka vivió con su familia la mayor parte de su vida y no llegó a casarse, aunque estuvo prometido en dos ocasiones.

Cuando murió el 3 de junio de 1924, a nadie le sorprendió que no llegara a una edad avanzada. Sus amigos sabían que era un hipocondríaco increíble. Durante toda su vida se quejó de migrañas, insomnio,estreñimiento, dificultades respiratorias, reumatismo, furúnculos , rojeces, alopecia, problemas con la vista , deformidad de un dedo del pie, sensibilidad aguda a los sonidos , agotamiento casi continuo, picor por todo el cuerpo y otras dolencias reales o imaginarias.


Intentó contrarrestar estas enfermedades con calistenia ( sistema de ejercicio físico en el cual el interés está en los movimientos de grupos musculares, más que en la potencia y el esfuerzo)a diario, y tratamientos de naturopatía , que incluían , entre otras cosa, laxantes naturales y una estricta dieta vegetariana. 

Avergonzado de su escuálido cuerpo y su falta de musculatura, sufría de lo que hoy llamaríamos un autoconcepto físico negativo. Solía expresar en su diario el rechazo que sentía por su imagen, tema que también aparece con frecuencia en sus obras de ficción. Años antes Charles Atlas había prometido a los bañistas más enclenques que podían fortalecer su cuerpo utilizando pesas. Así que el escritor practicaba calistenia frente a una ventana abierta siguiendo los dictados de su profesor de gimnasia, Jens Peter Muller, un musculoso gurú del ejercicio cuyos consejos para curar la salud estaban entremezclados con exhortaciones racistas sobre la superioridad del cuerpo nórdico. Evidentemente, no era un hombre del que un judío neurótico de Bohemia pudiera sacar grandes lecciones de vida.

A consecuencia de su falta de autoestima , se convirtió en presa fácil de charlatanes sin escrúpulos. Uno de los métodos que más le cautivaron fue el fletcherismo, un descabellado régimen alimenticio creado por un melindrosos dietista victoriano llamado Horace Fletcher conocido como el “Gran Masticador”, que aseguraba que había que masticar cada bocado cuarenta y cinco veces antes de tragarlo, para adelgazar y evitar enfermedades. “ La naturaleza castiga a los que no mastican”, avisaba, y Kafka se lo tomó al pie de la letra.

Para ser un hombre que escribió tanto sobre espacios interiores, estrechos y oscuros, le encantaban las actividades al aire libre . Se sabe que daba largos paseos por las afueras de Praga en compañía de su buen amigo Max Brod. Además se unió al entonces incipiente movimiento nudista y frecuentaba, como muchas otras personas, el balneario de la Fuente de la Juventud. Sin embargo es poco probable que se mostrara como su madre lo trajo al mundo. La desnudez lo asustaba mucho, tanto la suya como la de cualquier otro. Los demás clientes le llamaban “el hombre del bañador”

Contrajo tuberculosis en 1917, y sus últimos siete años de vida fueron una sucesión interminable de curas milagrosas y de búsqueda de ese aire puro que tanto necesitaba para aliviar sus deteriorados pulmones. A su muerte dejó una nota en su escritorio en la que pedía a su amigo Max Brod que quemara todas sus obras salvo El proceso, El fogonero ,La transformación /La metamorfosis , En la colonia penitenciaria y Un médico rural. En lugar de hacerle caso, éste preparó El proceso, El castillo y América para su publicación y aseguró a su colega, y a él mismo, un lugar en la historia.


¿ La transformación o La metamorfosis ?

Franz Kafka tituló su narración Die Verwandlung, cuya traducción literal es La transformación. Era un tipo extremadamente meticuloso, obsesivo incluso, con la utilización de las palabras, le interesaba su precisión y que dijeran exactamente lo que dicen. Así que no utilizó el término Metamorphose, que también existe en alemán y que acota el significado más general de “transformación” al referirlo específicamente al cambio que se produce cuando los seres humanos se convierten en animales, plantas, manantiales, etcétera.

Cuando el relato iba a publicarse en 1915, y supo que llevaría alguna ilustración, escribió de inmediato a los editores: “Resulta que se me ha ocurrido, dado de que Starke será realmente el ilustrador, que quizá esté en su deseo querer dibujar el mismísimo insecto. ¡Esto no, por favor! El insecto mismo no debe ser dibujado. Ni tan solo debe ser mostrado desde lejos...”
Yo traduje el libro de cuentos cuyo primer título es “La transformación”, y nunca supe por qué a todos les dio por ponerle “La metamorfosis". Es un disparate. Yo no sé a quién se le ocurrió traducir así esa palabra del más sencillo alemán. Cuando trabajé con la obra, el editor insistió en dejarla así porque ya se había hecho famosa y se la vinculaba a Kafka. 
Jorge Luis Borges 

El cine en tiempos de Kafka

Una de las revoluciones más apasionantes dentro del universo cultural fue la aparición del cine. Dicen las enciclopedias que todo comenzó en 1896, con la primera proyección de los hermanos Lumière. Sin embargo, la verdadera explosión de este nuevo lenguaje llegaría durante las dos primeras décadas del siglo XX. Porque antes de las bombas (las de la gran guerra), toda Europa -principalmente París, Berlín, Praga y Viena- se llenaría de cines y de unos espectadores embelesados y estupefactos. 

Las primeras salas de exhibición fueron ambulantes. El artesano -aún no podía llamarse empresario- llegaba con su proyector y se iba. Pero, a partir de 1907, se establecerán las salas fijas, controladas por las empresas que dominarán la industria durante estos primeros años: las francesas Pathé y Gaumont, la alemana Mutoskop y la estadounidense, pero afincada en Europa, Edison Company. Ellas se encargaban de todo: producían, distribuían y, por supuesto, exhibían.

En cuanto al público, según escribió el crítico cinematográfico Ulrich Rauscher en 1912, fue desde el inicio popular: "Había en Alexanderplatz (Berlín) un cine de barrio abarrotado de obreros, putas y macarras, y por encima de ellos se alzaba el comentario sensiblero del narrador". Estos narradores, dobladores especiales de aquellas películas mudas, eran también pieza clave en cualquier sala, junto a los carteles que anunciaban las películas, los cuales se convertirían en auténticos lienzos artísticos. Por supuesto, el cinematógrafo, como se llamaba a los cines, provocó una caída de espectadores en los teatros. Es más, también entre los actores, ya que algunos de los más famosos de entonces no dudaron en ponerse ante la cámara. El cine era la meca y no al revés. Lo había cambiado todo.

Kafka y el cine
No lo tolero, sin ninguna duda porque soy demasiado visual. Soy de esas personas en los que prima la vista. El cine le impide a la visión manifestarse en forma espontánea. La rapidez del movimiento, la sustitución brusca de las imágenes y todo eso, además, sin etapas de descanso, sin verdaderos tiempos muertos, impone una visión incoherente. Los ojos dejan de ser los que perciben las imágenes y son las imágenes las que pervierten la vista. En definitiva, lo que hacen es asfixiar la conciencia. ….¡Cine de los ciegos!, todos los cines deberían llamarse así. Esas cintas con sus sobresaltos tienen un único efecto: el de distorsionar el mundo real.
Franz Kafka
No obstante, cuando a las salas comenzó a acudir el público en tropel, , uno de estos espectadores fue el joven checo Franz Kafka, quien, en 1910 cuando tenía 27 años se enamoró del cine. Desde 1910 a 1914, recorrió, junto a su amigo Max Brod, los cines de París, Berlín y Praga con ojos asombrados.

A tal extremo llegó su pasión que, según afirmó en sus ‘Diarios’, podía dejar la escritura –su vida, su respiración– para dejarse caer por el Landestheater de Praga a ver qué programa emitían (en aquel entonces había muchas sesiones continuas, ya que las películas no tenían mucho metraje). Le gustaban las comedias y las tragedias. Y es que a pesar de esa percepción universal de un carácter apocado, quería conocer todo lo que se movía en la ciudad. Hasta 1914 se encuentran numerosas entradas en los Diarios sobre películas, cines y actores. Kafka en sus Diarios cita a la danesa La esclava blanca (1910), llena de tópicos eróticos y sexuales, y convertida en un éxito. Son títulos muy característicos de estos primeros años de cine en blanco y negro y mudo, espontáneo, sin maldad y con una deliciosa ingenuidad. Aparte de La esclava blanca (1910) , una serie de films despertaron su interés, siendo los más significativos Insectos raros de 1912 , El otro (1913) , La rompecorazones (1913) , Una intriga en la corte de Enrique VII (1913), Regreso a Sión (1920) de la comisión sionista de Jerusalén y El chico (1920) de Chaplin.


Hay que tener en cuenta también, que las obras de arte del cine alemán, que seguramente habrían impactado fuertemente, y le hubieran obligado a revisar sus opiniones desfavorables sobre el cine, aparecieron en 1922, cuando Kafka tenía 39 años, estaba muy enfermo para salir, y moriría el 3 de junio de 1924. ¿Qué hubiera dicho Kafka de films como: Nosferatu (1922) de Murnau, Sombras (1923) de Robinson, Metrópolis (1916) de Lang, Fausto (1926) de Murnau, y El ángel azul (1930) de Pabst.

Fuentes: Vidas secretas de los grandes escritores –Robert Schnakenberg-Editorial Océano- / Kafka va al cine– Hanns Zischler- Editorial Minúscula / Público – Kafka vivió el origen del cine- Paula Carroto. / El País 9/04/2015

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