martes, 14 de febrero de 2017

Estrategias psicológicas en el cine de terror


Los estímulos atemorizantes en las películas de terror se presentan agrupados en tres categorías diferentes, dependiendo de si provocan la respuesta de forma incondicionada, condicionada, o por generalización.

ESTÍMULOS INCONDICIONADOS


Ruidos intensos 

Éste es uno de los elementos más usados en las películas de terror y suele coincidir con el desenlace de una escena de tensión. Hay que tener en cuenta que cualquier estímulo intenso puede provocar miedo, pero si se ha preparado la situación podemos intensificar ese efecto.  No se puede mantener atemorizada a una persona durante toda la película únicamente a través de la presentación repetida de ruidos intensos, lo cual obliga a reducir su número y a aumentar su efecto. 

Es muy común la consideración del miedo como la amenaza no consumada de agresión. Esta amenaza hace alusión a todos los estímulos condicionados que han sido asociados con la estimulación propia de la agresión , principalmente el conocimiento de que el agresor está ahí, cerca del protagonista. Sin embargo, han llegado a ser mucho más efectivos todos los estímulos que se han condicionado a lo largo de la historia del cine y que predicen esa llegada de la situación aterradora. El espectador es capaz de responder a ciertos planos, cierto tipo de música e incluso de situaciones porque en el pasado han sido asociados con ese estímulo intenso final. 

En el cine hay ocasiones en las que se presentan ruidos que no pertenecen a la situación propiamente dicha. Estos ruidos están muy relacionados con la música, la mayoría de ellos, en realidad, son acordes disonantes, principalmente de percusión, piano o violín, coherentes, casi siempre, con el estilo de la banda sonora. 

Movimientos súbitos e inesperados 

Los movimientos bruscos y repentinos provocan por sí mismos efectos atemorizantes en el espectador pero, como la mayoría de los elementos que abordamos, este tipo de estimulación siempre se presenta junto a otras variables. La mayoría de las veces esta combinación tiene como objetivo potenciar el efecto de los movimientos súbitos, coordinándolos con sonidos intensos y desagradables o preparando situaciones previas de calma (estímulos condicionados inhibitorios aversivos). 

Pero los movimientos súbitos no se refieren exclusivamente a las figuras, también son utilizados en los planos de cámara y en la música. Es una técnica muy eficaz mantener un plano fijo, que induce cierta quietud, para luego pasar de forma brusca a un travelling, que está asociado a la presencia de una amenaza. En cuanto a la música, se utiliza de una forma muy similar. Se empieza con una intensidad piano para realizar un cambio brusco a forte. El efecto es análogo, cambiar bruscamente de una situación tranquila a otra en la que diferentes estímulos condicionados señalan la presencia de peligro. Si comparamos las bandas sonoras de las películas de terror podemos encontrar, entre otros, este rasgo común, melodías muy dinámicas en crescendo y minuendo.

Estimulación novedosa 

El miedo más antiguo e intenso es el miedo a lo desconocido, entendiendo “lo desconocido” como lo opuesto a lo cotidiano, a lo normal o a lo familiar, Podemos identificar diferentes elementos en el cine de terror cuyo objetivo es generar esa extrañeza en el espectador, entre los más frecuentes señalaremos las siguientes: 
Música asociada a contextos antagónicos. Como por ejemplo la utilización de canciones infantiles, de cuna o de cajas de música en situaciones grotescas o de mucha tensión (Al final de la escalera, 1980).
Sonidos difícilmente asociables a algo conocido o en situaciones no naturales (Los otros, 2001). 
Planos con perspectivas angulares, muy distanciadas de los planos de visión humana (Posesión infernal, 1982). 
Abuso o desuso desmesurado de colores, o utilización de mezclas difíciles de encontrar en el medio natural (En la boca del miedo, 1995). 
Rasgos físicos antinaturales y malformaciones físicas (La parada de los monstruos, 1932).
 Freaks ( La parada de los monstruos)
Comportamientos desviados de la media, siniestros, extravagantes o insólitos (Psicosis, 1960). 
Rasgos físicos antinaturales y malformaciones físicas (La parada de los monstruos, 1932).
Objetos “fuera de lugar”, que no deberían estar ahí o funcionar como lo hacen (Poltergeist, 1982). 
Centrar la amenaza en seres normalmente inofensivos, como ciertos animales (Los pájaros, 1963) o niños (¿Quién puede matar a un niño?, 1990).

La presentación repetida de este tipo de estímulos incondicionados puede provocar la habituación en los sujetos, y, como consecuencia, que pierdan su poder evocador . Este fenómeno puede darse durante la reproducción de una película pero también hay que tener en cuenta las consecuencias de la acumulación durante la historia del sujeto. Para evitar esta pérdida de efecto existen principalmente dos técnicas : 

Recuperación espontánea 

Simplemente el paso del tiempo sin presentar ese estímulo puede hacer que vuelva a adquirir sus propiedades evocadoras. Para mantener constante la tensión en el espectador es crucial la distribución de la estimulación intensa. 

Deshabituación 

Si presentamos el estímulo incondicionado al que se ha habituado el sujeto con otro estímulo novedoso podemos hacer también que recupere su poder de evocación. Cuánto más intenso y novedoso sea el estímulo, mayor será la deshabituación. Esta es la base de la progresión que suele procurarse en las películas de terror, en las que se administra la presentación de los elementos de la trama para poder ofrecer siempre algo nuevo en la siguiente situación atemorizante.


ESTÍMULOS CONDICIONADOS

Son aquellos estímulos que en un principio no provocaban ninguna respuesta en el sujeto, pero que tras el emparejamiento repetido con otro estímulo que sí lo hace (ya sea de forma condicionada o incondicionada) adquieren sus mismas propiedades evocadoras . Este tipo de estimulación es la más utilizada, sobre todo para crear climas de tensión o angustia (que generan ansiedad) que luego concluyen en finales intensos (que provocan miedo). 

Lo oculto

Esta variable es, probablemente, la que más dudas presenta a la hora de categorizarla como condicionada o incondicionada. Lo oculto está muy relacionado con lo desconocido no como a lo extraño o novedoso, sino como a aquello que no se ve, lo que se esconde. Hay que tener en cuenta que las situaciones que dificultan nuestra percepción también merman nuestra capacidad de defensa frente a peligros. Es muy probable que estos entornos hayan precedido a otras como movimientos bruscos o ruidos intensos, estímulos inesperados que sí tienen un valor atemorizante innato. Independientemente de su consideración condicionada o no, lo cierto es que el cine ha hecho un tremendo uso de lo oculto, principalmente a través de las siguientes estrategias: 

La oscuridad

La noche y las sombras son prácticamente una constante en el género. La utilización de las luces para componer espacios ocultos a la vista del espectador es la mejor forma de generar cierta tensión, por un lado, y de facilitar movimientos súbitos e inesperados. 


Los colores

En las  películas de terror es habitual utilizar los filtros de color azul en las escenas como simbolismo de la noche, el frío, la tristeza creando una ambiente irreal y expuesto al peligro, mientras que en las cintas de ciencia ficción se utiliza el color verde, el tono rojo cálido en las de género romántico y los colores saturados en las comedias. 

Los planos cerrados

Es muy común utilizar primeros planos de los personajes / víctimas, sobre todo cuando ya se ha planteado la situación como amenazante. Estos planos cerrados, además de ocultar al espectador la amenaza, tienen otra función relacionada con la identificación. Al ser primeros planos se puede observar con mayor detalle la expresión de terror de los personajes y ésta puede también funcionar como estímulo condicionado.

La filmación subjetiva

Tiene el mismo efecto que los planos cerrados, cuando se refiere a la visión de la víctima: es un plano más cerrado que la visión en tercera persona, por lo que esconde más elementos de la situación y ayuda a la identificación con el personaje. 


Trailer Scream (1998)

Lenguaje cinematográfico

El cine de terror ha mantenido ciertas pautas que han acabado definiendo en cierta medida el género . La película Scream (1996) juega con ese tipo de elementos argumentales que nos permiten predecir la llegada de una situación dramática. Además de estos clichés de las películas de “psicokillers” para adolescentes, hay otros elementos más independientes del guión que se han asociado a través del mismo proceso , de los que destacaremos dos: 

Instrumento para creación de sonidos de terror 1

Instrumento para creación de sonidos de terror 2

La música 

El uso de la banda sonora o los cambios de ritmo en las mismas indican inexorablemente la aparición de la amenaza. Pero al haberse condicionado, la propia música ya provoca cierto temor en los espectadores, y no nos referimos al efecto que puedan causar por características musicales, sino simplemente por su valor predictivo (Estímulo Condicionado Excitatorio Aversivo). 

El sonido de "Psicosis"

El travelling 

Este efecto de cámara es empleado como una especie de mirada subjetiva del objeto amenazante, aunque no cumple las mismas funciones. No trata de mostrarnos la “mirada del monstruo”, sino de indicarnos su aparición inmediata. 


La filmación subjetiva

La “mirada de la víctima” puede utilizarse como estrategia para ocultar parte del escenario al espectador, sin embargo, también puede utilizarse para mostrarnos la “mirada del verdugo”, lo que tiene otras implicaciones muy diferentes. Existen ciertas conductas que son castigadas socialmente, entre ellas, desde luego, se encuentran la mayoría de las que realizan los monstruos de las películas de terror. Los estímulos asociados con el castigo (que puede ser un estímulo aversivo incondicionado o condicionado), con las respuestas que lo provocan o con los estímulos que preceden a esa respuesta, pueden condicionarse también y provocar un efecto similar al estímulo aversivo . Cuando, mediante la filmación subjetiva del asesino, tenemos que presenciar su comportamiento en “primera persona” ese tipo de estimulación tiene también efectos emocionales. Un ejemplo muy claro de esta estrategia puede encontrarse en La noche de Halloween (1978).


Al igual que con los estímulos incondicionados, la presentación repetida de estímulos condicionados puede provocar una reducción de sus efectos evocadores, en este caso se denomina al fenómeno extinción. La extinción puede evitarse también a través de dos técnicas: 
Desinhibición 

Del mimo modo que la deshabituación, consiste en la presentación de un estímulo novedoso e intenso junto al estímulo condicionado en proceso de extinción. 

Ensayos de mantenimiento 

Otra forma de evitar la extinción es emparejar de forma intermitente el estímulo condicionado con el estímulo incondicionado.


GENERALIZACIÓN

Generalización de Estímulos Incondicionados 

Un ejemplo muy claro podemos encontrarlo en la música. A ciertas características de la música utilizada en las películas de terror como armonías cerradas, acordes asonantes, gran dinamismo de crescendo a minuendo, contrastes de intensidad entre forte y piano, etc. se suma además en la mayoría un ritmo muy rápido y en algunas incluso parecen imitar al ritmo cardiorespiratorio. Este tipo de música puede provocar una respuesta emocional por generalización del sonido de nuestra propia respiración y ritmo cardíaco. En otros casos, la propia progresión de la melodía en crescendo también puede funciona en el mismo sentido que hemos comentado: por generalización del aumento del ritmo cardio-respiratorio. 

Generalización de Estímulos Condicionados 

En esta categoría se encuentran los denominados miedos inconscientes. Ese mensaje de fondo que se presenta de forma enmascarada y que suele magnificarse como la verdadera razón de ser de la película. Nos referimos a aquellos estímulos condicionados atemorizantes como pueden ser el sexo (en según qué épocas), las fobias (claustrofobia, zoofobia, etc.), el paro, la privación de la libertad, etc. Este tipo de estimulación es transferida a situaciones consideradas como dentro del mundo de lo irreal o de lo fantástico, lo que permite en muchas ocasiones, esquivar la censura o disminuir su efecto aversivo al presentarse como una metáfora. Algunos ejemplos de ello son el miedo a la lascivia expuesto en los vampiros de la Hammer o el miedo a las masas indigentes plasmado en las películas de muertos vivientes de Romero. 

Fuente: Análisis funcional de las estrategias psicológicas de terror en el cine - Vicente Pérez Fernández y Andrés García García – Universidad Nacional de Educación a Distancia

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