lunes, 20 de marzo de 2017

La cara oculta de Disney


Solitario, paranoico, alcohólico, fumador compulsivo, racista, agresivo y megalómano, Walt Disney  ( 1901-1966)es un hombre que partiendo de cero se convierte en el gran maestro del universo de la falsa amabilidad y ternura que lleva su firma, y cuyos productos, aún después de su muerte , cargados de ideología conservadora , y de frustraciones de su creador, son adorados , consumidos y asimilados por una generación tras otra en todo el mundo. 
Walt Disney a los 15 años

En el principio está Elias, su padre, un ambicioso y frustrado descendiente de inmigrantes ingleses a quien los fracasos empresariales llevan a un socialismo pedestre que responsabiliza de su miseria a la conjura burgués-judaica. Pero es, además y sobre todo, un miserable  que desahoga sus frustraciones dando  palizas brutales a sus dos hijos menores, Roy y Walter. Los traumas de este último son tan severos, que a los  ocho años de edad, elabora la fantasía de que Elías no es su padre sino un ogro, y que él no pertenece a la familia, sino que ha tenido la mala suerte de haber sido abandonado en esa casa. 

Oficialmente Walt Disney había nacido en Chicago, el 5 de diciembre de 1901, y era el cuarto de los cinco hijos de Elias Disney, hombre de muchos oficios, y Flora Call, pero en 1917, a los 16 años, cuando decide enrolarse en el ejército para combatir en Europa, la Junta de reclutamiento, viéndolo muy joven, le pide su acta de nacimiento. Descubre que su familia no la tiene, pero que tampoco hay registro de su nacimiento en ningún archivo de su natal Chicago, aunque sí consta el nacimiento de un Walter Elías Disney ¡once años antes, hijo de sus mismos padres! 
J. Edgar Hoover

El misterio no se resuelve nunca, y, de hecho, se complica muchos años después cuando J. Edgar Hoover, el director del FBI ( un hipócrita chantajista ultraconservador  que gusta de travestirse en sus ratos libres junto a otros de sus mismas aficiones, y que  acumula gran cantidad de dosieres  comprometedores de gente influyente, asegurándose así su propia existencia e impunidad),  recluta a Disney, ya una gloria artística en 1939, para que informe al FBI sobre sus colegas,  en los años de obsesión anticomunista en contra de intelectuales y actores progresistas norteamericanos. Disney cumple con creces el encargo, y lo cumple también con sus declaraciones, cuando  el Comité de Actividades Antiamericanas lo requiere. 

Conocido en Hollywood por sus ideas ultraconservadoras , fundó la Motion Pictures Alliance for the Preservation of American Ideals (MPA), con Adolphe Menjou, Gary Cooper, Robert Taylor, John Wayne y otros bastiones de las ideas reaccionarias en la meca del cine. 

La MPA, de la que fue vicepresidente, fue una de las agrupaciones que solicitó, con éxito, que el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso extendiera su nefasta caza de brujas al mundo del cine. Ni qué decir tiene que tanto él como sus amigos formaron parte de los llamados testigos amistosos, que denunciaron a decenas de colegas, acusándolos, con fundamento o no, de ser comunistas, y destruyendo sus carreras. Se cuenta que, cuando supo que Charles Chaplin, una de las víctimas más notables de aquella pesadilla, tuvo que abandonar Estados Unidos, se limitó a comentar que “el país estaba mejor sin el pequeño comunista”. 

Hoover, conocedor de la ausencia de datos  sobre el nacimiento de Walt Disney, en pago por sus servicios, pone a sus órdenes agentes que descubran la verdad oculta de quien siendo un hombre universalmente conocido, no sabía quien era. Lo que indagan los agentes es un delirio legendario: sus orígenes estan en el pueblito de Mojacar, en Almería, España, y hasta el mismo Walt Disney envia en 1954 y en 1966 más personas a continuar la investigación , sin poder resolver las evidentes contradicciones de la farsa creada por Hoover. 

Según esta hipótesis Walt Disney no habría nacido en Chicago, sino en Mojácar, el pintoresco pueblecito almeriense. Su verdadero nombre sería José Guirao Zamora, hijo ilegítimo de Isabel Zamora, una joven que se ganaba la vida como lavandera en la casa del médico del pueblo, que se fue del pueblo para huir de las malas lenguas terminando en Chicago en donde vivía un hermano suyo. Al no poder hacerse cargo de él lo dio en adopción a unos vecinos de su hermano: Flora y Elias Disney. 

En 1940 se presentaron en Mojácar tres hombres que se identificaron como representantes de The Walt Disney Company y que estuvieron varios días buscando el certificado de nacimiento de José Guirao Zamora en los archivos municipales y parroquiales. No encontraron nada. La duda debió de calar hondo en Walt, que hizo del abandono infantil uno de los temas recurrentes de sus películas, como demuestran, entre otras, Blancanieves, Pinocho, Bambi, Dumbo, Peter Pan, Cenicienta y 101 dálmatas, con personajes que comparten el ansia de hallar unos padres. 

Ub Iwers

Walt Disney, es un creador incansable de personajes, a los que afina y corrige constantemente, permitiéndoles crecer y tener vida propia, pero al mismo tiempo es un pésimo dibujante.  Mickey Mouse, el que  dio fama universal a Disney , no lo dibujó él. El autor del revoltoso ratoncito tal y como lo conocemos fue, en realidad, el casi desconocido talento fuera de serie  Ub Iwerks amigo de juventud de Walt, animador principal de su estudio en los primeros años del mismo, quien transforma sus ideas en dibujo, incluida su célebre firma de trazos curvos, usada hasta la fecha. 

El primer Mickey Mouse

Disney carece de todo espíritu de grupo: obsesionado por el reconocimiento social y artístico, se apropia de todas las creaciones y niega sistemáticamente el trabajo y el arte de sus dibujantes;  paga unos sueldos de miseria, compensados, según él, por la oportunidad de trabajar "para Disney", y en momentos de crisis abre escuelas de dibujo donde recluta talentos que le trabajan gratis o da vacaciones no pagadas a las mujeres de su staff, que le veneran por guapo y generoso. 


Tuvo fama entre sus empleados de ser un dibujante mediocre y un genio de la autopromoción. No sorprende, pues, que tampoco fuera autor del pato Donald, Pluto, Goofy y los otros personajes que le hicieron inmensamente rico. “¿Qué es entonces lo que haces tú?”, le preguntó un niño al saber que no dibujaba lo que firmaba. “A veces, me veo como una abejita que va de un lado a otro del estudio recogiendo polen y estimulando a todos. Esa es mi labor”, le contestó Disney. 

La gallinita sabia- La primera aparición del pato Donald

Más que como un magnate, Disney maneja su estudio como un hacendado paternalista, que ve en sus empleados a unos hijos a los que debe cuidar y educar: está prohibido decir malas palabras en las instalaciones, quien lo hace es despedido fulminantemente, así como beber (aunque él se permitía el whisky a raudales en su oficina); visita de día y de noche los estudios, y controla las creaciones de los dibujantes, dejándoles , cuando no están, notas de aprobación o desaprobación a su trabajo; permanentemente nervioso se obsesiona con lavarse las manos, cosa que llega a realiza 30 veces en una hora; le inquieta la presencia de modelos desnudas en el taller de sus dibujantes. Su código moral sin embargo, no le impide tener una fluida relación con la mafia.

Steamboat Willie (1928)

También le enfurece que alguno de sus dibujantes destaque en el mundo Disney, en el que él es todo. Y así hasta el mismo Ub Iwerks que tuvo un papel fundamental en el desarrollo del estilo característico de los primeros cortos de Disney, y que animó los primeros dibujos animados de Mickey Mouse , rompe con Disney en 1930, amargado ante la falta de reconocimiento después del éxito de la primera caricatura sonora, Steamboat Willie (1928).
Art Babbitt y Marjorie Belcher

En 1937, entra en el estudio Art Babbitt el más grande talento con el que contaría jamás y uno de sus mayores dolores de cabeza. Babbit es, sobre todo, un creador nato, que hace del personaje que se le asigne un auténtico ladrón de escenas. Disney le encarga la creación de la heroína de Blancanieves, basándose en los movimientos de la bailarina Marjorie Belcher para que la interpretara: se filman sus movimientos y se recrean en dibujo. 

Babbit y Belcher inician un romance que se pasó de tórrido en las instalaciones. Disney enfurecido ante semejante transgresión de sus normas morales , ordena que los echen, pero Babbit aparece con un acta de matrimonio conseguida un día antes. Disney se traga la rabia pero lo castiga asignándole a la Reina Mala. Gran error: Babbit consigue uno de los personajes más fuertes de toda la filmografía de Disney.

Para colmo, en 1939 Babbit promueve la creación del Sindicato de Caricaturistas (Cartoonist Guild), que Disney siente como un ataque personal. Disney no puede prescindir de Babbit y de su esposa, quien haría de modelo  de la Hada Azul de Pinocho. En 1941, el choque llevará a los estudios Disney a la célebre huelga de caricaturistas, que perderá Disney. Babbit será para Disney la encarnación de los peligros del comunismo: un enemigo oculto en las sedas del talento artístico. Walt Disney aprovechó la caza de brujas para ajustar cuentas con sus dibujantes que, en 1941, hartos de sueldos de miseria, jornadas interminables y nulo reconocimiento profesional, habían ido a la huelga durante varios meses, poniendo al estudio al borde del cierre.

Marie Stimson Beardsley, dibujante represaliada tras la huelga de 1941, reivindica: “Todos estos años, la Disney se ha negado a reconocer el talento ingente que produjeron sus trabajadores en horas sin fin y a bajo precio. Seguro que en algún lugar del estudio hay archivos con los nombres de los que trabajamos en aquellos años. Merecemos que se nos reconozca en la pantalla cada vez que se reestrenen aquellas películas "


Marjorie Belcher modelo de Blancanieves

Mientras, Disney coquetea con el movimiento Nazi Americano,(Adolf Hitler era un apasionado de los dibujos de Blancanieves y de Pinocho de la factoría de Walt Disney, hasta el punto de que se entretenía haciendo copias de esos cómics) preocupado porque sus películas no puedan verse en los territorios ocupados por Hitler. No obstante, cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial, los estudios Disney colaboraron estrechamente con el gobierno, produciendo películas educativas y de formación militar, así como otras encaminadas a elevar la moral en retaguardia, tales como los cortometrajes Der Fuehrer's Face ("El rostro del Führer), Education for Death ("Educación para la muerte"), Reason and Emotion ("Razón y emoción"), y el largometraje Victory Through Air Power ("Victoria a través de la fuerza aérea", 1943), en el que se defendía la idea de que era necesario construir más bombarderos para ganar la guerra. 

Education for Death (1943)

También Walt Disney tiene sus dosis de genio incomprendido, como cuando en una decisión personal y rechazando las advertencias de personas de su equipo, se empeña en hacer la película Fantasía proyectada en 1940 con su querido Mickey Mouse como protagonista, y que, pese al éxito de algunos episodios, concretamente el de los honguitos de la "Danza China", hecho por Arthur Babbit, es un fracaso. 

En diciembre de 1999 se estrenó "Fantasía 2000" película de animación de Disney, que conmemora el 60 aniversario de la película Fantasía, el tercer clásico de Walt Disney, del año 1940. 

La selección musical de Fantasía se rige por piezas ya del dominio público, excepto La consagración de la primavera de Igor Stravinski  cuyo tema pagano y escándalo histórico en su estreno jamás llega a conocimiento de Walt Disney, que la ve como el fondo ideal para ilustrar el destino de unos dinosaurios. Ello no obstante, no le impide tener con Stravinski uno de sus habituales comportamientos miserables, ofreciéndole de mala gana cinco mil dólares por el derecho de usar la música como mejor conviniera al proyecto. Stravinski, al que los abogados de Disney le hacen saber que los derechos de su obra se han firmado en la Rusia prerrevolucionaria y son irreivindicables , acepta indignado. Más vale poco que nada.

Resultado de imagen de Walt Disney y Lillian Bounds
Walt Disney y Lillian Bounds

¿Y a quién amó Walt Disney? Ciertamente que no a su padre ni a su esposa, Lillian Bounds, una entintadora de su estudio con la que se casa el 25 de julio de 1925, al cabo de un mes de noviazgo. La luna de miel es en Los Ángeles, y hacia allá toman un tren. Lilian nunca olvida ese viaje: Disney, sumamente nervioso, no puedo consumar el matrimonio con el pretexto de que lo había atacado, de pronto, un insoportable dolor de muelas. La pantomima dura cuatro días más. Esa noche, Lilian observa en Walt una conducta que luego entenderá como resultado de la neurosis aguda que sufre su esposo: lo ve caminar muchas horas por los corredores del tren, en una actitud de ansiedad y desesperación, y hace lustrar sus zapatos varias veces cuando se acerca la madrugada. 

No son infrecuentes las depresiones profundas de Disney , que se encierra en su despach0 y deja de hablar a su esposa durante días. Cuando sale de su crisis, discute con Lilian por cualquier cosa, le grita y se pone a llorar. Tampoco Lillian está lista para las ansias de fama de su esposo, que aparece solo en todos los eventos, al grado de que se le considera uno de los solteros más codiciados de Hollywood , cuando lleva diez años de casado. 


En la primavera de 1949, Disney tiene la idea de un parque de diversiones que recree sus mundos personales, desde el Kansas de su infancia (Main Street) hasta su utopía (Tomorrowland); tarda seis años en construir su sueño máximo, que no comparte su esposa Lillian, y donde impone unas reglas cuarteleras para que todo sea “políticamente correcto” 

Walt Disney se queda cada vez más tiempo ahí, hasta que se instala en uno de los edificios de Main Street. Disneylandia no es sólo su Xanadú, sino el retorno a una infancia que su padre le había robado a golpes. 

Desde sus comienzos Disney , se niega a separar las funciones de entretener y educar y elimina la frontera entre la cultura pública y los intereses comerciales, y crea un universo perfecto en el que los personajes reafirman la primacía del individualismo y la competitividad , eso sí ,todo ello sin que en ningún momento el orden establecido sea nunca puesto en cuestión. Así, bajo el manto de la inocencia y el entretenimiento, la factoría Disney encubre el poderoso papel educativo que ejerce a través del manejo de la cultura del mercado, creando deseos, defendiendo valores conservadores , modelando gustos y finalmente transmitiendo ideología ultraconservadora a su receptor/gran consumidor, mayormente niños y jóvenes. 

A primera vista, podría parecer que su carga ideológica no es muy intensa; pero no hay que olvidar que las películas de Disney van dirigidas (aunque no solo a ellos) a los niños, es decir, a un público indefenso ante los poderosos estímulos audiovisuales de estos excelentes (desde el punto de vista técnico) productos. Teniendo en cuenta, además, el extraordinario éxito de los grandes “clásicos” disneyanos, su amplísima difusión tanto en el espacio como en el tiempo, sería un grave error subvalorar la potencia indoctrinadora de sus almibarados mensajes ético-estéticos, que han grabado en las mentes de varias generaciones de niños unos patrones de belleza y bondad  y de fealdad-maldad. 

Tras la muerte de Disney, ocurida el 15 de diciembre de 1966,su marca sigue vendiendo la misma mercancía, ahora además utilizando la explotación de mano de obra barata en países tercermundistas, para vender sus productos a precios caros en el primer mundo. 


Curiosidad cinematográfica

En 1946 Dalí conoció a Walt Disney. El encuentro de estos dos genios dio lugar a una de las más extrañas colaboraciones artísticas: el surrealista amante del escándalo trabajando durante ocho meses con el creador de Mickey Mouse. El resultado fue Destino un corto de animación que quedó inacabado ya que Disney, alegando problemas financieros, abandonó el proyecto.

Durante 57 años 'Destino' fue considerada una película perdida. Pero en 2003 con solo 20 segundos rescatados de los "sótanos" de la Disney y partiendo de los bocetos e instrucciones que había dejado Dalí, Roy E. Disney retomó y finalizó el proyecto de su tío.

El resultado no puede ser más genial y extravagante: el mágico mundo de Disney protagonizado por paisajes sombríos, espacios desérticos, hormigas, relojes blandos y estatuas colosales.

'Destino' se estrenó el 2 de junio 2003, dura apenas seis minutos y cuenta la historia de Cronos y el amor desdichado que siente por una mujer mortal. La historia continúa con danzas femeninas a través de paisajes surrealistas inspirados en pinturas de Dalí. No hay diálogo y la banda sonora cuenta con una canción del compositor mexicano Armando Domínguez. El cortometraje fue muy bien recibido, ganó muchos premios y fue nominado en 2003 al Óscar al mejor cortometraje animado.


Fuentes:  El perfecto americano- Peter Stephan Jungk- Editorial Turner /Para leer al Pato Donald – Ariel Dorfman y Armand Mattelard-Editorial Siglo XXI / El ratoncito feroz—Disney o el fin de la inocencia –Henry A. Giroux- Editorial Fundación Germán Sánchez Ruipérez./ El libro negro de las marcas – Klaus Werner y Hans Weiss-Editorial DeBolsillo / / http://www.elmundo.es

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